Entrevista Cantarinas Emisión #34. 24 de junio del 2022
“No hay documento de cultura que no lo sea, de barbarie”.
Walter Benjamin
- ¿Cómo comenzaste?
Mis padres me preguntaron qué quería estudiar y no sé porqué dije: piano. No sé si ya sabía lo que era o quería averiguarlo.
Comencé a estudiar música a los 6 años con la maestra de música del barrio Rivadavia en Villa María: la señorita Kuki, y a los 9 conocí a mi maestra Irene Timacheff. Al poco tiempo se abrió en Villa María el Conservatorio Provincial de Música Felipe Boero y fui de la primera generación de egresadas. Me emociona decirlo porque fue un tiempo maravilloso en el que aprendimos a usar bien nuestras neuronas. Luego llegué a la Universidad Nacional de Córdoba para estudiar en la Escuela de Artes: Composición y Perfeccionamiento instrumental. Esta Escuela fue de las primeras en ser cerradas por el Gobierno Militar en 1975. Participé en el Coro Universitario y en Canto Popular (14 julio 1973) .
Me hubiera gustado, que alguien maestra, pariente, amigue, que alguien me hubiera dicho que si deseaba ser una buena tipa (compositora), debía estar segura de no estar encima de nadie como dice Thoreau, o no tener a nadie en mi estómago.
O darme cuenta yo sola, que aunque luchara por los derechos humanos y por la justicia, si sólo luchaba por “mis” derechos y por “mi” justicia, era más injusta que contra todes los que luchaba. Nos enseñan a ser buenas, pero no nos enseñan a ser justas.
Si no entiendes esto, las “notitas” (o lo que hagas) siempre estarán del lado de los opresores, dueños, tratantes, ganaderos, capitalistas, machirulos, cis, heteros, blancos, violadores o como quieras llamarles. Y aunque te desgañites cantando la palabra “libertad”, tú eres quien está en el origen de la violencia.
- ¿Cuál es el lugar de las mujeres respecto a la música?
Los machos (hombres o mujeres) están en todas partes. Son casi la mitad, no hay manera de esquivarlos. La música no es una excepción, al contrario, es un coto privado del machismo. Pero como yo nunca he dependido ni afectiva ni económicamente de ningún hombre, puedo tomar distancia y verlos sin peligrar. Yo diría que el pésimo nivel de la música que escuchamos actualmente es consecuencia de este secuestro. A veces cuando veo un acordeonista que toca solo con la derecha digo, ¿Sólo a mi me parece que los botones de la izquierda del instrumento serán para algo? Eso mismo pasa en la composición o en la interpretación. Y aunque hay algunxs compositorxs analfabetas buenos, como José Alfredo Jiménez, Discépolo, la música que hace la gente que no sabe música es muuuuy aburrida. Por eso insisto en que hay que estudiar música bajo un programa completo, no con alguien que te gusta cómo canta o cómo toca, porque esa persona te va a enseñar lo que aprendió, o le gustó y también sus defectos y sus limitaciones. El otro sistema te permitirá conocer las herramientas para entender qué es lo que estás oyendo y qué es lo que estás componiendo. Por eso el silencio en la música tiene tanta importancia.
Cuando yo escucho una palabra mal acentuada, quiero entender que su composit@r lo hizo porque le dio prioridad a la música, entonces sacrificó la palabra y la mal acentuó porque tiene una melodía increíble. Pero la mayoría de las veces quien acentuó mal es porque ni siquiera se dio cuenta y le importa un pepino que esté mal acentuada. Eso es parte de la música muuuuy aburrida.
- ¿Qué recepción ha encontrado en la audiencia para tu militancia antiespecista?
Quizás bajó en cantidad, pero subió en calidad. Alguien con título de licenciado, doctor, master, que sigue comiendo animales, no ha entendido nada, o lo que sabe o ha entendido no nos sirve para nada.
Cuando normalizamos esto, cuando nos comemos a otro, a otra, cuando lo usamos, cuando argumentamos que así ha sido siempre, cuando decimos que amamos a los “animalitos” pero los comemos, cuando no detenemos los camiones que van al matadero, somos los promotores directos de sus asesinatos y lxs promotorxs de: feminicidios, crímenes de odio, desapariciones, torturas, migraciones, fraudes electorales, muertes por cáncer, muertes por pandemias, funcionarios que nunca sancionan ni penalizan nada, hambre, incendios, robo de territorios a los pueblos originarios, más hambre, contaminación del agua, hacer chistes usando el cuerpo de los animales, pobreza, etc.
- Reflexión final.
Nuestra vida no es más importante que la de nadie y no hay nada que pueda darnos más felicidad que dejar de ser parte de la innecesaria violencia contra los animales.
Cuando dejas de ser cómplice de este infierno, tu cerebro comienza a desengrasarse y estarás listx para componer una música que valga la pena.
Aquí está la base teórica de nuestro planteamiento: derechos plenos a cada animal según su especie y sus necesidades. Dejemos de comer, usar y explotar a los animales y comenzará la paz.
Sé que no quieres oír esto y que piensas que eres una persona buena, justa y que no tienes privilegios. Si para vivir necesitas matar a otro, o mandar matar a otro, debieras repensarte.
Deja de ser cómplice. Es muy difícil tener que convivir con gente tan violenta que ni siquiera se da cuenta que lo es.
Por los animales de todas las especies, por la música, por el silencio, por el planeta, por la plenitud de ser!
Liliana Felipe
Un saludo a Jakie Bini y Gabriel Avalos