LAS EXHALACIONES DE LOS MUERTOS (262)
Letra: Catherine Sasanov. Música: Liliana Felipe
The book of hours/Las horas de Belén
Alguna vez se les pagó a los hombres por peinar el cielo.
Sobre los techos, en las torres,
estaban solos de pié, solos, leyendo las estrellas,
leyendo hasta que el mensaje de Dios
se hundió a la luz de la luna.
Cuál de ellos dijo: Los cometas no son nada
sino las exhalaciones de los muertos?
Nuestro último suspiro
un rayo de luz y de fuego que se va.
Pero los muertos están siempre con nosotros,
respirándonos al cuello,
pidiéndonos que escribamos a los hombres
cartas de amor que no pueden leer.
Nos pagan por ponerles palabras en la boca
cuando no saben qué decir.
Como sus evangelistas,
no tendremos nunca un lugar bajo las arcadas
donde otros escribanos se ajustan a los vivos.
Tenemos que regresar
caminando entre las ruinas
de los palacios coloniales
hasta donde muere la ciudad.
Dentro de la cárcel abandonada de Belén
siempre será de noche.
Toda la tenebra de este mundo en un sólo lugar;
en un sólo lugar.
Tres siglos de alaridos arañados en sus paredes.
Aprendes a amar al pasar las manos
sobre las voces en la oscuridad
porque es a tí a quien están llamando.
Andas por el patio. Miras las estrellas.
No queda nadie. No queda nadie.
No queda nadie que descifre el lenguaje inalcanzable de Dios.
No queda nadie. No queda nadie.
Los cosmógrafos reales murieron hace siglos.
Y alguien está desmantelando Belén…
desmantelando nuestras palabras
con una piqueta.
Traducción: Alberto Blanco